lunes, 12 de abril de 2004

EL MENSAJE - Por Manuel de la Lastra.

Lunes 8 de mayo 13:50 horas...

María Trinidad, Gerente de Recursos Humanos de la Compañía Cervecera Münich, se dirigió, tras una larga reunión en las oficinas de los abogados externos de la empresa, a su oficina... Su secretaria se encontraba con licencia a raíz de esas estupideces de ahora, un lumbago mal cuidado... 4 días de licencia... En este país ya nadie se interesa por el trabajo, pensó... tiró molesta la carpeta sobre su escritorio... allí se encontraba su teléfono celular... luego miró su teléfono... la luz de mensaje se encontraba encendida... miró la hora en el display de éste y recordó que tenía una reunión almuerzo con los del sindicato a las 14:00 horas para tratar el tema de la huelga... claramente no alcanzaba a revisar sus mensajes...

Tomó el celular, lo puso en su cartera junto con su libreta de anotaciones y se dirigió al casino de la empresa... tenía tantas cosas en su cabeza en ese momento... su madre estaba con un cáncer terminal y era posible que no le quedara mucho tiempo más... las ventas de la compañía habían caído en forma importante, los trabajadores estaban fraguando una huelga y la presidencia no tenía mucho por donde negociar.

Entre la crisis asiática y la globalización del mundo empresarial... había sido una prueba tremenda para la capacidad de gestión de la empresa... llegaba al país esa cerveza Argentina subvencionada que había prácticamente erosionado los márgenes de utilidad, y, como si fuera poco, las tasas de interés, producto de las medidas tomadas por el Banco Central para frenar el crecimiento económico, se habían elevado a las nubes...

La Sra. Trinidad, como le decían respetuosamente en la empresa, también estaba preocupada por algunos de esos llamados problemas domésticos recurrentes... su hijo en el colegio, esa reunión con la profesora de Matemáticas para ver que paso seguía con este... su hija que había salido sin permiso el domingo y que llegó de madrugada en muy mal estado... en definitiva un lunes más como tantos otros.

Presionó fuertemente el botón del ascensor y vio como los números luminosos cambiaban acercándose al piso 8 donde se encontraba.

Entró en el casino de la empresa y se dirigió al privado que había previamente reservado... ya estaban los del sindicato esperándola. El jefe del sindicato, al verla entrar, se levantó y se dirigió a saludarla un tanto temeroso según notó ella, antes de entrar en el tema en cuestión.

Trinidad, luego de los protocolos preliminares, se sentó en la cabecera de la mesa en donde se encontraba ya servido el primer plato... comenzó, como era su costumbre, a jugar con el tenedor y el cuchillo frente a la entrada que tenía ante sí, mientras escuchaba la larga exposición del jefe del sindicato, la cual era seguida atentamente y con un dejo de miedo por el resto del equipo.

Ella, pese a manejar el Departamento de Recursos Humanos, o RRHH , sabía ser fría y calculadora. Ocultaba sus emociones... como que en la emoción no lograba sentirse cómoda...

Rondaba en las altas esferas ejecutivas el rumor que la empresa estaba siendo vendida a un gran consorcio multinacional, con lo que era probable que la producción de Cerveza se trasladase a otros países latinoamericanos con menores costos de mano de obra y menores restricciones laborales, lo cual implicaría el despido masivo de toda el área de producción... incluyéndose ella misma pensó irónicamente para sus adentros.

Trinidad pensó así mismo en su propia vida. En estos últimos meses no había estado mucho en su casa... su marido le había contado que su hijo tenía problemas en el colegio, y, por si fuera poco, hoy su hija llegó totalmente ebria a las 4 de la mañana luego de salir con ese patán que decía ser su pololo...

Su mente divagó un poco más... su madre... era del tipo afectiva, totalmente irracional, gozadora con las cosas simples y lo que es peor, con ese optimismo a prueba de todo...

Su fallecido padre fue el extremo opuesto... soberbio, dominante, extremadamente seguro de sí mismo y de esas personas que siempre tienen la razón y la última palabra en todo..., algo así como un semidiós. Ella por un lado le tenía pánico y susto, pero siempre lo admiró desde niña, y aprendió a imitar ese molde que veía tan fuerte en su casa...

Ahora, cada vez que conversaba con su madre, terminaba molesta... como que esta siempre le mostraba lo que ella no quería ver... ó tal vez, pensó cínicamente, no se atrevía a ver... Será un problema de senilidad... ó tal vez temor de mostrarme débil ante los demás... Que pasaría, pensó para sus adentros, si le dijese a estos rotos del sindicato que tengo muy dentro de mí sentimientos igual que ellos, que también puedo sufrir como ellos, y que también estoy muerta de susto si la empresa desaparece...

Repentinamente ocurrió lo inevitable... su teléfono celular.... ella pidió disculpas a los presentes... tomó el teléfono... En el visor vio que la llamada provenía del celular de Juan, su marido... ¿Qué habrá sucedido? Se preguntó...

- “Aló” contestó ella con un escueto gesto de impaciencia

- “Trini... soy Juan”... era su marido... recordó el gran altercado matrimonial de la mañana cuando le dijo con ese tono tan autoritario que la caracterizaba, que debía terminar luego con ese negocio suyo y dedicarse a otra cosa... pero, no pudo dejar de notar en su voz un dejo de ternura que hacía mucho no le escuchaba...

- “Juan, le dijo con ese tono autoritario... perdóname que no pueda atenderte, pero estoy justo en medio de la reunión almuerzo con el sindicato, llámame en un momento más....”

- “Trini...” le dijo el utilizando ese mismo tono cariñoso... “sé que estás ocupada pero... no se como empezar.... sucede que ... bueno... , tu madre murió hace poco... me llamó la nana de tu madre, la Nena, y me encuentro en casa de tu madre y te pido por favor que vengas lo antes posible para ver que hacemos...

- ¡Mi madre murió!.... dijo ella con un tono de incredulidad... pero si hablé con ella por teléfono el viernes pasado y se escuchaba tan bien... pero como sucedió...

Trinidad escuchó silencio en la línea por un momento... luego la voz entrecortada de su marido le dijo:

- “Trini... la Nena la encontró a eso de las 12:30 en su cama... parece que estaba tratando de llamar a alguien pues el teléfono estaba caído en el suelo. El doctor dijo que fue un infarto fulminante y que la muerte fue muy rápida. En todo caso ya nos encargamos de algunos trámites que se deben realizar, pero ojalá puedas venir lo antes posible...”

- “Está bien... voy inmediatamente...”

Los miembros del sindicato veían como la cara de la Sra. Trinidad se descomponía en la medida que conversaba por teléfono... Pedro Salgado, el jefe del sindicato le preguntó algo que Trinidad no entendió... era como si estuviese en otro planeta... Trinidad murmuró algo ininteligible y luego de recuperarse, les dijo entre murmullos...

- Mi madre acaba de morir... me llamó mi marido para informarme de esto y bueno, les pido mil disculpas pero debo dejarles por el momento... yo les llamaré para coordinar otra reunión...



Trinidad se levantó lentamente de la mesa, y comenzó a caminar como fantasma hacia la puerta de salida... Se sentía tan rara y como que estaba en otra dimensión que no acertaba a comprender. Tantos problemas, tantas cosas que había debido vivir... y ahora esto...

Salió a la calle como zombi, detuvo el primer taxi que encontró y se dirigió a la casa de su madre... como la recordaba ahora que ya no la tendría más... recordó lo que había sentido con ella, lo mucho que ella la había ayudado en sus momentos difíciles y con esos argumentos tan estúpidos e irracionales... con ese incorregible optimismo... aún sabiendo lo de su enfermedad y que su vida había quedado irremediablemente acotada en la dimensión del tiempo, su sonrisa se mantenía igual. Eso si que era irracional, pensó para sus adentros...

En pocos momentos llegó a casa de su madre... no pudo dejar de mirar el rosal de la entrada... Ella se lo había regalado para su último cumpleaños, en un apuro a la salida del supermercado y que ella, quien sabe como, la había convencido que la ayudase a plantarlo a la entrada de su casa. Recordó como se había arruinado su vestido nuevo, con el barro y la tierra, pero muy dentro de sí reconoció lo bien que lo había pasado... el orgullo que sentía su madre ante ese gran filodendro verde que ya tenía algunas hojas mustias y que crecía incontenible al costado de la puerta de entrada... ese mueble esquinero de “maéra fina”, como le dijo el vendedor de ese humilde local del Mercado Persa y que había pintado con tanto cariño el mes pasado... como que todo lo sencillo y simple que veía a su alrededor le hablaba de su madre...

Su marido salió a recibirla con un cariñoso y sentido abrazo, y caminaron juntos al dormitorio de su madre... allí experimentó el momento más duro de su vida... ver como dos personas extrañas colocaban a su madre en aquel negro ataúd... y como lo cerraban...

Poco a poco, una sensación extraña que hacía tiempo no sentía, la invadió muy por dentro de sí... Era una sensación parecida a la que sintió de niña cuando murió su padre... La tristeza la invadió. Se dio cuenta de cuan efímera es la vida, ayer la tenía y hoy ya no... También pensó en todos sus problemas, y de alguna forma entrevió que estos funcionan igual... un día están y al otro ya son pasado... recordó con amargura todas aquellas veces que se había propuesto visitar a su madre, y finalmente había desistido a última hora pues siempre tenía cosas más importantes que hacer... y que ahora resultaban tan estúpidas... pero ya era tarde.


Lunes 15 de Mayo 8:00 de la mañana... Cervecerías Munich... oficina RRHH

Había pasado una semana... Trinidad volvió a su oficina...

Al llegar a su escritorio, vio nuevamente su teléfono... el display le indicaba que era lunes y que eran las 8 de la mañana... la luz de mensajes seguía encendida... cuantos mensajes habrá en el teléfono se preguntó para sus adentros. Mentalmente calculó que a una tasa de 8 mensajes por día, serían unos 40 mensajes a revisar

Como aun no llegaba su secretaria, decidió tomar el teléfono... discó el código 300, y le contestó esa voz coloquial femenina que le informaba

“Si desea tomar sus mensajes disque 1... para cambiar su saludo personal... disque 2....”... y seguía con otras opciones

Distraídamente discó el 1, y la voz femenina le indicó:

“Mensaje recibido día lunes 8 de Mayo 10:08 AM del teléfono 2131223...”

El teléfono le parecía muy familiar... luego escuchó un chasquido, y luego una voz un tanto tenue pero que sin lugar a dudas le era muy familiar...

-“Trini... soy tu mamá... no se si lamentar o agradecer que no me hallas contestado y encontrarme con esa maquinita que tanto he criticado... siento que estoy en mis últimos momentos... pero quiero que sepas que estoy tranquila y contenta... me iré dentro de poco, o al menos así lo presiento en modo irracional como dirías tú, pero antes de irme...

Siempre quise tratar de hacerte ver que lo más importante en la vida no se encuentra en tu empresa... ni en tu trabajo... ni en eso de ser el mejor en esa tonta competencia... o en tener siempre la razón...

Ahora Trini lo veo tan claro... pero como transmitírtelo antes de irme... Se que esto no te llega... lo tomas como las tonteras de esta vieja que nunca ha entendido como funciona el mundo... el mundo tuyo ese racional y frío... contra el mío tan tonto e irracional como me haz dicho tantas veces...

Te desvelas tanto, pero como haz dejado de lado lo que realmente vale... piensa por un momento en Juan tu marido..., Miguel, tu hijo, quien ha venido tantas veces a conversarme de sus sueños... tu hija... solo trata de llamar tu atención...

El amor, Trini... no es racional... es libre y simplemente fluye... Si lo tratas de capturar desaparece... si lo dejas fluir... aparece en las cosas más increíbles y simples, como en esa rosa que plantamos juntas en la entrada... el amor está hecho de pequeñas cosas... el océano no es sino un conjunto de gotitas pequeñas... así también es el amor... gotitas pequeñas muy penetrantes que van empapando a quienes te rodean... y esas gotitas no son más que ese tiempo que dedicas a los tuyos en forma amorosa... sin buscar razón...

Adiós hija... ojalá algún día me entiendas... “


Se escucha un golpe supuestamente al caer el auricular al suelo

Luego la coloquial voz femenina del sistema:

“Para repetir este mensaje disque 1... si desea eliminarlo disque 2... para almacenarlo y continuar... disque 3...

“opción inválida... por favor reintente...

“Para repetir este mensaje disque 1... si desea eliminarlo disque 2... para almacenarlo y continuar... disque 3...

“opción inválida... por favor reintente...

“Para repetir este mensaje disque 1... si desea eliminarlo disque 2... para almacenarlo y continuar... disque 3...

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MdlLastra