martes, 1 de agosto de 2023

50 años del Golpe Militar. Celebración o conmemoración?

En estos días de confusión sobre cómo recordar los 50 años del golpe me invaden varias sensaciones incluyendo algo de nostalgia. Nostalgia por la UP y por el golpe?....  extraño, pero es así.

Todo a partir de un hallazgo en las estanterías de delicatesen del Jumbo: Chancho Chino. Sí. Tal cual. Lo que en esa época era el símbolo del colapso económico (y moral) de nuestro país era también uno de tantos productos controlados y racionados por las JAP y que junto a los “niños envueltos” polacos (gołąbki) que comíamos con pocas ganas, hoy se consideran productos gourmet.  Cómo nos ha cambiado la vida.

El chancho chino, que de chino tiene poco o nada, me gustaba y me sigue gustando. Inventado por un capitalista norteamericano que junto con producir millones de raciones para alimentar a los G.I. Joe’s que liberaron Europa y a los famélicos europeos víctimas de los Nazis, hizo de paso una gran fortuna y les dejó la fórmula a los chinos para que Mao salvara a su pueblo de hambrunas apocalípticas y lo exportara a países colapsados por una borrachera ideológica y que querían seguir el camino de la “Larga Marcha”.  

En esa época etiquetado como "Luncheon Meat" (que parece una occidentalización de algo así como "Lung xi houn mi") y con las proverbiales marcas poéticas chinas tales como “crisantemo celestial” o “aurora dorada”, incluyeron hacia el fin del régimen de la UP una partida de la marca “Liberty”, que hoy, luego de 50 años asumo que fue un error de etiquetado puesto que resultó en una señal premonitoria. Posiblemente esa partida fue la que más me gustó.

Por otro lado, los tradicionales gołąbki polacos me gustaban menos, tal vez porque comer “niños envueltos” me recordaba las prácticas deleznables de los comunistas de esa época de comerse a las guaguas. Hoy liberado de esa asociación de “guerra fría” me gustan los niños envueltos, pero sigo pensando que los comunistas continúan con sus prácticas antropofágicas, que no solo incluyen a las guaguas sino que también quieren comerse a toda la sociedad y dejar sólo los huesos, tal como lo hizo Stalin, el maldito líder que los inspira hasta el éxtasis.

Como dije, tengo nostalgia por el chancho chino y los niños envueltos del tiempo de la UP y también tengo un leve reproche (tal vez uno de los pocos) al gobierno militar por haber cortado las importaciones de esas exquisiteces, que hoy afortunadamente, como consecuencia, podemos disfrutar en completa libertad en forma de aperitivo sobre tostadas de pan negro y una buena copa de vino.

Es increíble cómo la libertad de elegir cambia la perspectiva y el sabor a las cosas…  hoy como chancho chino, niños envueltos y pan negro con entusiasmo, pero como dije, con un dejo de nostalgia.  Tal vez sea el recuerdo de la dureza de esos años y que los jovencitos que hoy que nos gobiernan, no tienen ni la más mínima idea de lo que significa la falta de libertad y de lo que pasó y que elaboran elucubraciones y teorías que manosean sin responsabilidad y proponen estúpidos planes para quitarnos esa libertad duramente ganada, hacen que mi nostalgia cambie a tristeza.

Pero por ahora, mientras la tenga voy al Jumbo por el chancho chino y los niños envueltos para celebrar esa libertad (y también la de los polacos).