En estos días de confusión sobre cómo recordar los 50 años del golpe me invaden varias sensaciones incluyendo algo de nostalgia. Nostalgia por la UP y por el golpe?.... extraño, pero es así.
Todo a partir de un
hallazgo en las estanterías de delicatesen del Jumbo: Chancho Chino. Sí.
Tal cual. Lo que en esa época era el símbolo del colapso económico (y moral) de
nuestro país era también uno de tantos productos controlados y racionados por
las JAP y que junto a los “niños envueltos” polacos (gołąbki) que comíamos con pocas ganas, hoy se consideran productos gourmet. Cómo nos ha cambiado la vida.
El chancho chino, que de chino tiene poco o nada, me gustaba y me sigue gustando. Inventado por un capitalista norteamericano que junto con producir millones de raciones para alimentar a los G.I. Joe’s que liberaron Europa y a los famélicos europeos víctimas de los Nazis, hizo de paso una gran fortuna y les dejó la fórmula a los chinos para que Mao salvara a su pueblo de hambrunas apocalípticas y lo exportara a países colapsados por una borrachera ideológica y que querían seguir el camino de la “Larga Marcha”.
En esa época etiquetado como "Luncheon
Meat" (que parece una occidentalización de algo así como "Lung xi houn mi")
y con las proverbiales marcas poéticas chinas tales como “crisantemo
celestial” o “aurora dorada”, incluyeron hacia el fin del régimen de la UP una
partida de la marca “Liberty”, que hoy, luego de 50 años asumo que fue un error
de etiquetado puesto que resultó en una señal premonitoria. Posiblemente esa
partida fue la que más me gustó.
Por otro lado, los tradicionales gołąbki polacos me gustaban
menos, tal vez porque comer “niños envueltos” me recordaba las prácticas
deleznables de los comunistas de esa época de comerse a las guaguas. Hoy
liberado de esa asociación de “guerra fría” me gustan los niños envueltos, pero
sigo pensando que los comunistas continúan con sus prácticas antropofágicas,
que no solo incluyen a las guaguas sino que también quieren comerse a toda la sociedad
y dejar sólo los huesos, tal como lo hizo Stalin, el maldito líder que los
inspira hasta el éxtasis.
Como dije, tengo nostalgia por el chancho chino y los niños
envueltos del tiempo de la UP y también tengo un leve reproche (tal vez uno de los pocos) al gobierno
militar por haber cortado las importaciones de esas exquisiteces, que hoy afortunadamente,
como consecuencia, podemos disfrutar en completa libertad en forma de aperitivo
sobre tostadas de pan negro y una buena copa de vino.
Es increíble cómo la libertad de elegir cambia la
perspectiva y el sabor a las cosas… hoy
como chancho chino, niños envueltos y pan negro con entusiasmo, pero como dije, con
un dejo de nostalgia. Tal vez sea el
recuerdo de la dureza de esos años y que los jovencitos que hoy que nos
gobiernan, no tienen ni la más mínima idea de lo que significa la falta de
libertad y de lo que pasó y que elaboran elucubraciones y teorías que manosean sin
responsabilidad y proponen estúpidos planes para quitarnos esa libertad duramente ganada, hacen que mi nostalgia cambie a tristeza.
Pero por ahora, mientras la tenga voy al Jumbo por el chancho
chino y los niños envueltos para celebrar esa libertad (y también la de los polacos).
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