jueves, 2 de marzo de 2006

Gorriones II

Mi querido Ricardo,

Te agradezco infinitamente que hayas tomado el guante. Quién mejor que tú.

Pajarón me dirán algunos, sólo de pájaros te preocupas. Yo entiendo que esta preocupación por los gorriones puede sonar un poco latera y sin importancia, pero me parece que es una forma de no dejar que el mundo o la vida pase por sobre nosotros sin que nos demos cuenta.

Pero más allá de la filosofía y volviendo a los gorriones, te aseguro, basado en mis muy precarios conocimientos ornitológicos, que lo que hay en la ciudad son chincoles y no dañinos gorrioncillos. Del campo no puedo hablar. Lejos está el día en que lo dejé.

En todo caso seguiré observando y tratando de encontrar gorriones. Por ahora solo he visto bandadas de loros gritones y una pila de aves nocturnas y de mal agüero. También se ven gallinas que a la primera de cambio se dejan pisar y lotes de gallos pechugones que cacarean por cualquier cosa y que no se dan cuenta que ellos mismos se embolinan la perdiz, que revolotean sin sentido, se lo pasan graznando como jotes desplumados y como picaflores pasan de una a otra. Claramente no han loreado nada.

Aún tengo la esperanza de encontrar por ahí algún ejemplar que me dé una sorpresa. Un pajarillo que a pesar de todo todavía considere vivir en esta jaula llena de aves de rapiña. A pesar de lo poco gratos que son, un gorrión con ese espíritu me alegraría.

Respecto del “tax man” me remito a la canción de los Beatles. Otros bichos raros, por decir lo menos.

Un abrazo.

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