miércoles, 18 de noviembre de 2009

Gorriones Majaderos - La Porfía de la Vida

A pesar de mis largos argumentos en contrario, y tal como lo aseguran los consejos de algunos sabios, la vida siempre sigue adelante porfiada y ruidosamente.

Me apresuro a decir que una golondrina no hace verano, pero cuando veamos una, debemos tener en cuenta su presencia, al menos, como una señal.

Tampoco un par de gorriones en la periferia de la ciudad debe ser tomada como un signo de que los tenemos de vuelta..... pero, tal vez volvieron..... O, quizás, nunca se fueron, y yo no los estaba viendo.

Hace unos pocos días, al subir a mi camioneta, que estaba estacionada a la fresca sombra de un frondoso pimiento, junto a acacios y otras especies, en el patio de un consultorio de salud de una población periférica, quedé sorprendido cuando mi atención se fijó, sin que yo hiciera un esfuerzo consciente, en unos pájaros que revoloteban entre las ramas. Lo comprendí de inmediato, eran gorriones: rechonchos, cafés, sin moños, ruidosos, hasta sin gracia, diríamos. No había confusión posible: no eran chincoles, ni eran zorzales.

Ahhh.... habían pasado cinco años sin verlos y ya los daba por idos..... Pero ahí estaban vivitos y coleando.

Qué puedo decir?... que puedo leer de este "serendipity"? o será una epifanía?

Lo primero que se me ocurre es volver a repetir la vieja frase que dice que "la realidad siempre supera la imaginación".

Pero habrá otras lecturas? Será posible que lo que consideramos ido pueda volver a presentarse sin que lo busquemos y sin previo aviso?

Será necesario rondar en las periferias para encontrar lo perdido?

Lo que me queda claro es que siempre deberemos tener los sentidos, y el corazón, para reconocer en un instante, sin mayores observaciones que lo perdido ha vuelto.

Quien sabe.... otras aves, incluyo ángeles, podrían volver. La vida es muy porfiada.

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